jueves, 25 de septiembre de 2014

Algo de flechas, y espejos sin reflejo.

Nadie me advirtió que podemos romper nuestro corazón.
Y quién no avisa, es traidor.
Hoy te toca a ti, querida,
he cogido un lápiz especial para herirte,
porque-como sabes-, soy la única persona que puede acabar contigo.
Seguramente no me recordarás, pero yo nunca olvido quien una vez me hizo daño.
Quizás por eso me estés oliendo ya.
Afilo mi flecha mientras suena nuestra canción favorita,
pienso destruirte con el mismo arma con el que me hiciste pedazos.
Pero, tranquila,
te va a doler,
mucho,
muchísimo,
pero no tanto como me dolió a mi.
Porque, nena
hay corazones que no se deben destruir,
y tú te has equivocado de órgano.
No te odies ahora por no haberme dado en un pulmón, aunque seguirías viva, te hubiera cortado la mano.
Pensándolo mejor, seré misericordiosa.
Te propongo disfrutar al juego que todos practican con los ojos cerrados,
ese que se llama Amor.
¿Sabes cuál te digo?
Las reglas son sencillas,
yo bajo mis párpados y cuento hasta diez.
Y tú, en esos escasos segundo llenos de esperanza e ilusión, vas a correr como nunca antes para que no te atraviese mi flecha.
¿Preparada? Allá vamos.
Una, dos, tres, cuatro...
Y disparo.

Nadie me advirtió que tú misma puedes romperte el corazón.
Y quien no avisa, es traidor.