sábado, 9 de marzo de 2013

El verbo morir.

¿Qué sucederá cuando cese mis párpados para no elevarlos más? La vida continuaría, tan solo sería una muerta más que evitó hacer reír al Diablo con sus recuerdos. Tan solo sería momentos vividos, una mota de polvo en el universo. Olvidarían todo lo que soy, y simplemente recordarán el pasado, lo que un día fui. ¿No resulta insultante? Justamente un segundo antes de tu muerte eres una persona maravillosa, pero al pasar por el río Estigio, ya te conviertes en ese 'era alguien maravilloso', como si en una milésima de segundo todo lo que fuiste se hubiera disipado tras tu esencia. 
Pero, ¿que hay de los recuerdos? ¿Por qué son pasado si los tienes presente? ¿Por qué la gente te empezará a describir como si fueses un viejo televisor que alegraba la vista? ¿Acaso no estás vivo en su mente? Sé que no pondrán mi nombre a una calle, probablemente será olvidado y habrá arrastrado la huella frágil de mi vida para dar paso a otras, que poco a poco se harán muertes. No temo a la muerte, sino a la oscuridad. Temo al momento en el que todos mis recuerdos se conviertan en polvo, cuando toda la gente que me conocía estarán hechos de la misma materia que yo; almas. Entonces, ¿quién oirá mi nombre? ¿quién sabrá quien soy? Nadie recuerda las vidas de otras personas, todo el mundo se queda en el olvido, no existe la inmortalidad para gente como nosotros. ¿Que haríamos? ¿Alzaríamos las manos para rogar a Dios, o encenderíamos dos velas para el Diablo?

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